Las uñas escamadas, es decir, separadas en capas, entran en esta categoría. Este síntoma, o las uñas partidas, pueden ser indicadores de:
Deficiencia de vitamina C, proteínas o ácido fólico.
Psoriasis.
Desnutrición crónica.
Uñas cóncavas o levantadas
La dirección en que crecen las uñas también dice cosas. Cuando las uñas se curvan hacia arriba, pueden ser signo de:
Desequilibrio en los niveles de hierro y problemas asociados.
Hipotiroidismo.
Enfermedades del corazón.
Uñas horadadas
Algunas uñas desarrollan unos pequeños agujeros en la superficie. Esto se puede deber a:
Problemas del tejido conectivo.
Deficiencia de zinc.
Psoriasis.
Alopecia.
Uñas gruesas
Aunque algunas uñas son más duras que otras, no es normal que sean gruesas. Esto puede delatar varios problemas, como por ejemplo:
Psoriasis o problemas de tiroides.
Enfermedades pulmonares.
Problemas de circulación.
Uñas gruesas con textura rugosa: infección micótica.
Reacciones alérgicas a ciertos medicamentos.
Crestas
Si la superficie de la uña no es lisa, sino que parece separarse en franjas con textura, hablamos de crestas. Pueden acusar:
Artritis.
Deficiencia de hierro.
Lupus.
Uñas secas
Pueden delatar problemas de la tiroides y, por tanto, problemas hormonales, así como la presencia de hongos.
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