En muchos hogares es habitual guardar el pan en el frigorífico con la creencia de que ayuda a conservar su frescura durante más tiempo. Sin embargo, este acto bienintencionado podría hacerle más daño que bien a su adorado pan. Exploremos la ciencia que sustenta el almacenamiento del pan y si la refrigeración podría ser realmente contraproducente.
El debate sobre la refrigeración: ¿el pan se conserva o se pone duro más rápido?
Muchas personas, incluido su marido y su tía, pueden pensar que el ambiente frío del frigorífico puede mantener el pan fresco, al igual que ocurre con muchos otros alimentos. La lógica parece sensata a primera vista: las temperaturas frías ralentizan el crecimiento microbiano, lo que debería significar que el pan se enmohecería con menos rapidez en el frigorífico. Sin embargo, cuando se trata del pan, el problema no es solo el moho. La calidad y la textura del pan se ven afectadas principalmente por el proceso de envejecimiento, que no es lo mismo que estropearse. El envejecimiento es el proceso por el que el pan pierde su humedad y se vuelve duro y menos agradable al paladar, lo que acaba provocando un estado en el que ya no resulta agradable de comer.
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