Brooke encuentra un escondite debajo del colchón de su difunto abuelo que contradice todo lo que ella había creído anteriormente sobre el fallecimiento de sus padres.
Sin embargo, este secreto bien guardado tiene consecuencias de largo alcance para toda la ciudad, no sólo para ella.
Mientras los recuerdos llenaban su cabeza, Brooke se encontraba en la puerta de la habitación de su abuelo, con la nariz erguida.
Su respiración era irregular, recordando todos los momentos que había pasado con él, su risa estruendosa prácticamente resonaba en los pasillos.
Pasó la mano sobre el antiguo tocador de roble y dijo: “No puedo creer que realmente se haya ido”.
Libros viejos y el sutil aroma del tabaco de pipa preferido del abuelo y el distintivo aftershave Aqua Velva llenaban la habitación.
Meses después se programó un juicio que se convirtió en un circo mediático. Las escaleras del juzgado se llenaban de periodistas y manifestantes todos los días.
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