Remojar el ajo: Comience remojando los dientes de ajo en agua tibia durante aproximadamente una hora. Esto suaviza la piel, haciéndola más fácil de pelar.
Pelar los ajos: Después de secar los dientes, pélalos. Notarás que la piel se desprende fácilmente debido al remojo.
Prepara el frasco: coloca los dientes de ajo pelados en tu frasco de vidrio esterilizado.
Agregue sal y vinagre: espolvoree sal gruesa sobre los dientes de ajo, luego agregue unas cucharadas de vinagre de sidra de manzana o vinagre de vino. El vinagre no sólo ayuda a conservar el ajo sino que también lo mantiene intacto.
Agrega agua y limón: Hervir un poco de agua y dejar enfriar. Antes de sellar el frasco, coloca una rodaja de limón encima del ajo. El limón actúa como conservante adicional y añade un sabor sutil.
Sellar y agitar: Cierre bien el frasco y agítelo bien para asegurarse de que los ingredientes se mezclen bien.
Con este método, los dientes de ajo se mantendrán frescos durante más de un año, lo que eliminará la necesidad de pelarlos cada vez que sea necesario cocinarlos. Este truco práctico y eficaz cambia las reglas del juego para cualquiera que busque mantener una reserva de ajo fresco con fines culinarios y de salud. Pruébalo y disfruta de la comodidad de tener ajo fresco a tu alcance siempre que lo necesites.
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