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¿Cuál es el verdadero origen del poncho?

La realidad es que fue adoptado por los españoles en su paso conquistador por los dominios incaicos, como así también por la región de los aztecas. De hecho, para el periodo del Virreinato las provincias de Santiago del Estero y Córdoba, eran proveedores de estos ponchos exclusivos.

Con el paso del tiempo, está producción se convirtió en una verdadera competencia que generó los mejores productos. Como por ejemplo, al poncho salteño de algodón, sumándose también los provenientes de la provincia de Corrientes.

No se quedaron atrás los indios pampas, lograron unos productos de lana de una resistencia formidable.

Sin embargo, en Buenos Aires, Francisco Antonio de Escalada se convirtió el principal proveedor de ponchos dedicándose a el comercio mayorista. Lo cierto es que era un experto en los productos que vendía, no solo los ponchos, frazadas, suelas y hasta cueros que exportaba a Europa.

No obstante, el comercio del poncho le hizo ganar fortuna, logró que todo Buenos Aires lo vistiera. Llegaban a la ciudad carretas repletas de ponchos procedentes de Santiago del Estero y de Córdoba, los productos se distribuían en tiendas y en pulperías.

Su mayor clientela eran las clases sociales con menos recursos, en el caso de las clases sociales privilegiadas tardaron un poco en adoptar esta moda. Pero una vez que se instaló en este ambiente, el poncho se convirtió en la prenda de mayor uso que acompaño en viajes y para toda ocasión.

Personalidades militares que vistieron ponchos
Tanto San Martín, Belgrano y Güemes vistieron ponchos, al igual que los ejércitos que le dieron la libertad a medio continente.

Otro personaje destacable es Urquiza, que al regresar a Buenos Aires después de vencer a Rosas en Caseros, hizo su ingresó vestido con un poncho y la galera.

Además podemos mencionar a Nicolás Avellaneda, Moreno y Alfredo Palacios.

Ciertamente el poncho paso a estar muy integrado en la vestimenta de todos en general y hasta se recurría a el para cubrirse de la lluvia, así sucedió con Adolfo Bioy Domecq. Siendo joven se fue junto a un amigo a la estancia de la familia para buscar una tropilla, también lo acompañaba un paisano que conocía mucho del campo y sus faenas.

En el viaje de regreso se avecinaba una lluvia torrencial, por lo que este gaucho conocedor del campo recomendó de inmediato el uso del poncho. Siete horas les llevó atravesar el campo enfrentando cortinas de agua que los golpeaba fuertemente, pero lo lograron gracias al poncho que cumplió su función impermeable.

Obviamente todo dependía de la resistencia formidable de un poncho así, precisamente gracias a la calidad de una excelente lana.

¡Para visualizar la escena lluviosa del 25 de mayo, podemos observar una plaza repleta de ponchos!

Fuente: Qué tenían puesto por Daniel Balmaceda

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