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Disfrutando de la generosidad del verano: jugo de sandía enlatado para el invierno

Prepara el jugo: Elige una sandía madura y dulce. Córtalo en trozos, quitándole la cáscara y las semillas. Tritura la pulpa en una licuadora y cuélala para obtener un jugo suave.

Calentar el jugo: Vierta el jugo en una olla grande y caliéntelo suavemente hasta que esté justo por debajo del punto de ebullición. Este paso es crucial para matar cualquier bacteria y preparar el jugo para un proceso de enlatado seguro.

Prepare los frascos: Use frascos de conservas limpios y esterilizados. Hervir los frascos y las tapas en agua durante unos minutos para esterilizarlos antes de usarlos.

Lata el jugo: Vierta el jugo de sandía caliente en los frascos, dejando aproximadamente media pulgada de espacio libre en la parte superior. Limpie las llantas con un paño limpio, coloque las tapas y apriete los anillos de sellado.

Procese los frascos: Coloque los frascos en una envasadora al baño de agua o en una olla grande con una rejilla en el fondo. El agua debe cubrir los frascos por lo menos una pulgada. Llevar a ebullición y procesar durante unos 10 minutos.

Enfriar y almacenar: Retire los frascos y déjelos enfriar sin tocar durante 24 horas. Revise los sellos, luego etiquete y guarde los frascos en un lugar fresco y oscuro.

Disfrutando de tu jugo de sandía

Cuando llegue el invierno y te apetezca probar el verano, simplemente abre un frasco de tu jugo de sandía casero. Es perfecto para beber solo, agregar a batidos o incluso usar en cócteles de invierno. Descubrirá que el jugo puede incluso tener mejor sabor que el fresco, ya que el proceso de enlatado puede realzar los sabores, haciendo que cada sorbo sea un delicioso recordatorio de los días soleados.

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