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El simple placer del queso casero: la magia de la leche y el kéfir

Instrucciones:

  1. Comience vertiendo la leche en una olla limpia y caliéntela suavemente a fuego medio-bajo. Debe calentar la leche hasta que alcance una temperatura de alrededor de 180 °F (82 °C), pero tenga cuidado de que no hierva.
  2. Una vez que la leche haya alcanzado la temperatura deseada, retírela del fuego y agregue el kéfir. La cantidad de kéfir que use dependerá de qué tan ácido desea que sea el queso: comience con una pequeña cantidad y ajústela a gusto.
  3. Cubre la olla con un paño limpio y déjala reposar a temperatura ambiente durante 12 a 24 horas. Durante este tiempo, la leche se espesará y se cuajará, adquiriendo una consistencia suave similar a la del queso.
  4. Después del período de fermentación designado, cubra un colador con una gasa y colóquelo sobre un recipiente para recoger el suero. Vierta con cuidado la mezcla de leche cuajada en el colador forrado con la gasa, dejando que el suero se escurra.
  5. Una vez que se haya escurrido el suero, junta los bordes de la estopilla y exprime suavemente el exceso de líquido. Luego, puedes transferir el queso a un recipiente y refrigerarlo hasta que esté listo para usarlo.

Y ya está: ¡queso casero elaborado con solo dos ingredientes! Disfruta de la cremosidad y el sabor ácido de tu creación casera y saborea la satisfacción de saber que lo has preparado tú mismo. ¡Dile adiós al queso comprado en la tienda y dale la bienvenida al simple placer de la bondad casera!

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