Separar el huevo: Separar la clara de huevo y la yema. Si prefieres una textura más suave, usa solo la yema. Para obtener una textura más espumosa, bata la clara hasta que forme picos suaves.
Mezclar el huevo con el café: Batir la yema de huevo con una pequeña cantidad de café caliente para atemperarla. Esto evita que el huevo se cocine de manera desigual cuando se introduce al calor. Agregue gradualmente más café, batiendo continuamente hasta que la mezcla esté suave y cremosa.
Agregue sabores (opcional): Si le gusta su café ligeramente dulce, agregue miel al gusto. También puedes añadir una pizca de canela o unas gotas de extracto de vainilla para realzar el sabor.
Combine con clara de huevo batida (opcional): Si usó la clara de huevo, dóblela suavemente en la mezcla de café y yema de huevo hasta que esté bien combinada. Este paso es opcional, pero añade un delicioso sabor espumoso a la bebida.
Servir inmediatamente: Vierta la mezcla de café y huevo en una taza y disfrútela caliente. El resultado es un café cremoso y rico que no se parece a nada que hayas probado antes.
Una palabra de precaución
Asegúrese de que los huevos estén frescos y se manipulen adecuadamente para evitar el riesgo de salmonela. Algunos prefieren usar huevos pasteurizados por seguridad.
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