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Sin duda, ¡la mejor tarta de queso de todos los tiempos!

Instrucciones
1. Precalienta tu horno a 350°F (175°C). Mezcle las migas de galletas Graham, 2 cucharadas de azúcar y la mantequilla derretida hasta que estén bien combinados. Presione esta mezcla en el fondo de un molde desmontable de 9 pulgadas para formar la corteza. Hornee en el horno precalentado durante unos 10 minutos y luego déjelo enfriar.
2. En un tazón grande, bata el queso crema ablandado con 1 taza de azúcar hasta que quede suave y cremoso. Uno a la vez, mezcle los huevos, asegurándose de que cada uno esté completamente incorporado antes de agregar el siguiente.
3. Agregue el chocolate blanco derretido, la ralladura de limón, el jugo de limón y el extracto de vainilla, mezclando hasta que todo esté combinado. Vierta este relleno sobre la base enfriada.
4. Hornee en el horno precalentado durante 50 a 60 minutos, o hasta que el pastel de queso esté listo al tacto y el centro apenas se mueva cuando se lo empuja.
5. Enfríe la tarta de queso en el molde sobre una rejilla durante 10 minutos, luego pase un cuchillo por el borde para aflojarla y evitar que se agriete. Deje que se enfríe por completo antes de quitar el borde.
6. Enfríe la tarta de queso en el refrigerador durante al menos 4 horas, mejor durante la noche, para fijar los sabores y reafirmar la textura.
Variaciones y consejos
Si te sientes aventurero o simplemente tienes un exceso de otros cítricos, sustituye el limón por lima o naranja para darle un toque picante diferente. Para obtener una corteza con más sabor a nuez, mezcle algunas nueces o nueces finamente picadas con las migas de galletas Graham. Para asegurarse de que su pastel de queso quede tan alto y sin grietas como el orgullo del patrimonio agrícola de nuestra región, use siempre ingredientes a temperatura ambiente y no abra la puerta del horno mientras hornea. Y recuerde, la paciencia es una virtud, especialmente al hornear pasteles de queso; nunca apresure el proceso de enfriamiento.

Ahí lo tienen, queridos: un pastel de queso con chocolate blanco y limón que susurra historias del pasado y del presente, llevando el legado del cálido amor en la cocina desde mi casa hasta la suya.

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