ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT

Una nota del repartidor que me hizo instalar cámaras de seguridad en mi casa. Le estaré eternamente agradecido

Un garabato apresurado en una bolsa de entrega me hizo correr hacia mi patio trasero, lo que me llevó a un descubrimiento inquietante que podría haber salvado a mi familia de algo aterrador. La nota críptica de Ravi, nuestro repartidor habitual, insinuaba un peligro que aún se avecinaba, una amenaza que no podía ignorar.

Como madre soltera, a menudo recurro a la comida a domicilio cuando estoy demasiado cansada para cocinar para mis hijos. Con el tiempo, Ravi se convirtió en algo más que un rostro familiar; era un amigo con el que chocaba las manos a mis hijos, Kai e Isla, antes de partir. Pero el martes pasado, algo no estaba bien. Ravi llegó con un aspecto inusualmente tenso. Me entregó nuestra comida sin decir una palabra y se apresuró a regresar a su auto, dejándome desconcertada.

—¿Qué le pasa a Ravi? —preguntó Kai, mirando por la ventana.

—No lo sé, amigo. Quizá tenga prisa —respondí mientras veía cómo su coche desaparecía calle abajo.

Mientras colocaba la comida en la encimera de la cocina, todavía preguntándome por el extraño comportamiento de Ravi, noté algo garabateado en la parte posterior de la bolsa de entrega. La letra temblorosa me llamó la atención de inmediato y, cuando leí el mensaje, la cena era lo último en lo que pensaba.

“REVISE SU BOTE DE BASURA”.

Continúa en la página siguiente

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT

Leave a Comment